Hoy me estrené en el cross y a la vez
como federado, en un día en el que la meteorología, precedida ya de
una semana lluviosa, fue tremendamente adversa. El día anterior me
tuve que comprar unas zapatillas de clavos, así que el estreno iba a
ser total.
Al poco de llegar me voy encontrando
con los compañeros de equipo, Jose, Iago, Fiz y Diego, y ante el
desconcierto provocado por el mal tiempo y los apuros por cambiarnos
de ropa y por empezar a calentar, nos dispersamos un poco.
Al principio caliento con las zapas de
siempre por probar si pudiera correr con ellas, ya que no era buena
idea estrenar unas zapatillas de clavos que en mi vida había usado,
pero aparte de que al poco tiempo las tenía para el arrastre,
comprobé que no había más remedio que echar mano de ellas. Así
que metí clavos cortos por eso minimizar el efecto del cambio y a
trotar apenas unos minutos antes de que nos llamaran para situarnos
en el cajón de salida. Por delante... un mar de agua.
La salida fue épica, o hípica,
depende de como se mire, porque parecíamos una manada de caballos
desbocados.