Llegamos a Padrón a las 11 de la mañana, una horita antes de la carrera para recoger el dorsal y tomar un cafecito sin apuros. Llovía poquito pero había mucha humedad ambiental y las calles, aunque mojadas, estaban completamente limpias y saneadas, sin rastro alguno de la huelga que los servicios de limpieza habían mantenido desde hacía unos días.
La carrera me la había planteado como un rodaje competitivo, sin objetivo concreto. La idea era disfrutar, ni si quiera tomé referencias en los puntos kilométricos, es más, si hubiera querido no me saldrían las cuentas, porque tarde me enteré de que estaban puestos en orden decreciente (creo que es la primera vez que lo veo), indicando los km que faltaban para la meta. Tampoco es que fuera a pasear, quería, por lo menos, hacer un tiempo razonable acorde a los ritmos en los que últimamente me muevo en distancias similares, y creo que me ha salido bastante bien.
Al darse la salida hay que pasar un tramo por una calle muy estrecha del centro de Padrón, y excepto la entrada en meta que era por el mismo sitio, el resto del recorrido transcurría por los alrededores. Éramos unos 400 corredores y rápidamente se estiró el pelotón nada más salir del centro.