Día estupendo para correr, nubes y claros 20º.
Pues eso, una vez en Gondomar, recojo mi dorsal 298 y empiezo a calentar. De piernas me veo bien, no así de respiración que la noto más agitada de lo normal, y de lo “otro” digamos que no me veo muy mal y decido correr (hoy pienso… vaya chiquillada! )
Sabía que no era una carrera para buscar marca, pero como en todas, cuando salgo es para dar el máximo. Me coloco en la zona de 3/4 y se da la salida.
Los primeros km fueron 2 vueltas a un circuito urbano dentro de Gondomar, me veo mejor de lo esperado.
Al pasar el km 3 veo a un corredor que coincidimos en varias carreras y que, en unas quedó por delante de mi y en otras por detrás, y me parece una buena referencia, pero en ese momento voy a mi ritmo y lo paso.
Al pasar por el km 5 comienzo a venirme abajo justo cuando acababa de coronar un repecho durillo de unos 200m. Me adelanta el corredor de referencia, me pego a él, intento seguirlo pero poco antes del km 7 tengo que dejarlo ir.
A partir del km 8 cada impacto de los pies contra el suelo es un martilleo constante en mi cabeza que se acentúa cada vez más. Bajo un poco el ritmo para hacerlo más llevadero y si hasta ahí mantuve más o menos la posición, perdiendo y ganando alguna que otra, empiezo solo a perder, mi moral se viene abajo; solo pienso en terminar.
En los últimos 300 metros sentía que me respiraban en la nuca, y entrando en meta tuve que exprintar para no perder la posición.
Al final 51’16” a 5’08”/km
Esta fue la peor carrera hasta la fecha; no me divertí nada, lo pasé mal y encima preocupé a mi mujer una vez terminada la prueba, por que claro, no hizo falta que le contara, me conoce muy bien. Al llegar a casa 38,7º de fiebre, no tenía hambre pero metí algo en el estómago y a dormir. Creo que tengo la típica alergia que me suele venir por estas fechas, pero que ayer se cebo más de la cuenta.
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